¿Recuerdan cuando conté malamente sobre la terapia de luz? He
aquí la historia si no tienen idea de qué hablo. Ahora tengo tiempo para dar detalles, no muchos, porque sería inmensamente largo, pero he aquí una versión resumida.
Antecedentes
Siempre pensé que necesitaba ir al psicólogo, y cuando conocí a mi amigo Patricio a los 15 años, y supe que él iba, confirmé nuevamente mi necesidad de tener uno. Cuando tenía como 21 o 22 años -realmente no lo recuerdo, sólo sé que estaba en la universidad- fui por primera vez con uno que no me convenció en absoluto, sentí que me juzgó y lo único que me recomendó fue hacer una terapia de constelación con mi mamá. Es cierto que sólo fui una vez y que me decepcionó, pero al mismo tiempo, siempre supe que ella no era el tipo de psicóloga que yo necesitaba.
Y por años nunca tuve a un terapeuta con quien hablar, así que superé sin medicamentos ni personas con quien hablar al menos dos depresiones de las que estoy consciente, pero posiblemente fueron más. Luego llegué a Canadá y fui feliz, porque por primera vez lograba uno de mis grandes sueños: ¡salir del país! Después conocí al amor de mi vida, al mejor hombre que puede existir que es Morgan.
Sin embargo, mi proceso migratorio tardó mas de un año, no podía estudiar ni trabajar como lo hacían todos mis amigos en México, no podía tener casas con lavavajillas e hijos como la gente aquí únicamente ambiciona; luego me lastimé la espalda, y estaba oscuro todo el día porque ya era otoño. Y lloraba y lloraba, y me sentía miserable, triste y devastada. Pero finalmente fui tratada con medicina y dejé de llorar, volví, como dicen los comerciales de antidepresivos "
a disfrutar hacer mis actividades normales". Llegó el verano, el sol, fui a México y finalmente comencé a estudiar y trabajar.(Hay detallas en el blog sobre estos episodios, como lo de
bienes raíces e hijos, entre muchos otros)
Lo Nuevo y la Solución
A pesar de esto, en enero pasado llegó algo nuevo que nunca había experimentado: ansiedad. Por trágico que suene, estoy familiarizada con la depresión, con la falta de esperanza y con llorar bastante; pero la ansiedad es una cosa horrible que desconocía por completo. En enero me enfermé, y me sentía físicamente fatal, además seguía en la escuela y trabajo, y todas las pequeñas cosas estaban terminando conmigo. Fui entonces con el Dr. para que me diera medicina para sí dejar de llorar y controlar la ansiedad, pero además Morgan me convenció de ir a terapia. No voy realmente con una psicóloga, aquí todas esas carreras funcionan diferente así que honestamente no se cómo se traduzca en español, sólo sé que tienes estos títulos: MA y RCC. Lindsey -así se llama- me ayudó mucho, muchísimo en varios sentidos -obviamente no sólo la vi una vez, inicialmente una vez por semana, y gradualmente con más intervalos-. Ha sido ella, quien me ha recomendado en esta ocasión tratar el SAD (
Seasonal Affective Disorder) con terapia de luz. (Ya sé, aquí hay un salto enorme de información, pero eso es un corto resumen). El desorden este es una forma de depresión que se agudiza en el invierno...es largo de explicar, complejo, pero el punto es que mi cuerpo necesita luz y vitamina D para funcionar de forma decente, y es por eso que ahora tengo light theraphy. Al menos media hora cada mañana veo esa luz, y la forma en que me ha cambiado la vida es impresionante, parece que soy otra.
Lo Importante
Todo esto está bastante resumido, sin detalles...pero si hay algo que debe quedar claro es:
1. Lo mucho que amo a Morgan
2. Lo horrible que es la ansiedad, peor que la depresión
3. Que existe el psicólogo, analista o consejereo perfecto para cada uno
4. Que la terapia de luz es de lo mejor que me pudo haber pasado
5. Si conocen a alguien que sufra de lo que normalmente se llama
winter blues deben decirle que, en en mi blog, yo he dicho lo mucho que la terapia con luz ha cambiado mi vida.