El año nuevo (o quizás la víspera del año nuevo) nunca ha sido mi celebración favorita. No la odio ni me deprime, pero nunca me ha emocionado o motivado. Cuando era más chica fingía tener de verdad 12 propósitos o deseos mientras me comía las uvas a la media noche; sin embargo, creo que mas que propósitos deseaba que 12 cosas nuevas sucedieran, pero honestamente jamás he tenido propósitos verdaderos el 31 de diciembre. Justo hace unos minutos, mientras me bañaba y pensaba, me di cuenta que en verdad logré cosas muy buenas este 2011, cosas que jamás pensé me pasarían, como esta, misma que ensombrece cualquier otra cosa buena que me haya sucedido este 2011.
Es cierto que quise hacer muchas cosas, que otras ya me tenían cansada, pero la verdad fue muy buen año. Leí cosas excelentes, me superé de forma considerable en yoga, confirmo todos los días la bondad y amor que Morgan me tiene, y eso es de lo mejor que tengo en la vida: un amor con el que siempre soñé y que a veces me resulta difícil saber real.
Este 2012 ya quiero que comience, que avance, que sea al menos el verano porque estoy segura que muchas cosas buenas están por venir.
1 comentario:
Ya verás que este 2012 será muchísimo mejor.
Ansío leer tu blog y escribir en el mío sólo cosas buenas :D
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