jueves, marzo 20, 2014

Hace muchos equinoccios

Cuicuilco

Uno de mis mejores recuerdos de la secundaria sucedió hace ya muchos años, un día como hoy en la llegada de la primavera. Mis amigas y yo nos vestimos todas de blanco y fuimos a cargar energía a la pirámide de Cuicuilco (esta historia toma lugar en la ciudad de México). Después de estar ahí -honestamente no recuerdo claramenta cuánta energía cargamos en la zona arqueológica-nos fuimos al centro de Coyoacán. Tomamos no se cuántos camiones, el metro, nos chiflaron y dijeron cosas en la calle, pero eventualmente llegamos a Coyoacan y estábamos felices.

Centro de Coyoacán
Luego de dar la vuelta, comprar helados y cafés, cominos en un restaurant de comida china que una de mis amigas dijo que era lo máximo, las demás nunca habíamos comido nada chino. Ordenamos mucha comida. De pronto, vimos pasar a nuestro amor platónico afuera del restaurant, y las 4 nos salimos corriendo a saludarlo -aún me acuerdo que guapo era-. La pobre mesera pensó que nos habíamos ido sin pagar la cuenta. Eventualmente llegó la cuenta, y nos precisamente nos dimos cuenta que no teníamos suficiente dinero para pagar. La amiga de la gran idea de ir a este restaurant le marcó por teléfono (ajjajaj ahora lo que pienso esto debió ser en una caseta de teléfono porque nadie tenía celular en ese entonces) a una amiga que vivía en esa colonia, la pobre amiga anexada terminó pagando nuestra gran comida china.



Al regreso nos perdimos en el camión, terminamos en una colonia donde teníamos miedo de caminar, pero finalmente el día terminó y todas regresamos felices a nuestras casas.

Ese día fui muy feliz, y lo recuerdo todo con mucho cariño, porque siempre quise mucho a esas 3 amigas que tuve en la secundaria.