viernes, junio 13, 2014

Reflexión


Ya no sé si pensar en México me hace feliz o triste. No sé si lloro de tristeza o alegría cuando escucho el Himno Nacional o veo a los fans mexicanos apoyando a la Selección Nacional durante la Copa del Mundo.
Hace dos fines de semana fui a comer tacos al mejor lugar que existe en Vancouver, y todo estuvo tan exquisito que casi lloré al final de la comida. Escucho música de cuando estaba en México y ya sea que me motive y alegre el día, o me ponga triste y quiera llorar.


Hoy, literalmente berreé cuando canté el Himno Nacional en el partido de México contra Camerún. Fui feliz al escuchar a mi amigo Ricardo narrar el partido. Pienso en el Cielito Lindo cantado a coro por los mexicanos y quiero llorar, y ahora, finalmente entiendo esa obsesión de las personas mayores en México de pensar que el Huapango de Moncayo es de lo mejor que hay en México. 

jueves, junio 05, 2014

Feliz, y con más por delante

Siempre había querido leer a Rosa Montero, al menos desde que mi profesora en la universidad la recomendó. Recuerdo que en lugar de leer una novela de Montero, la profesora optó por Millás, cosa que agredezco infinitamente porque este autor español es ahora uno de mis favoritos.

El martes por la noche terminé de leer Te Trataré como una Reina, y comprendo el dilema de mi profesora en elegir entre Millás y Montero.

No sólo la historia me ha encantando, sino el talento para escribir que tiene Rosa Montero. Es de esas lecturas que me hacen pensar en lo maravilloso que debe ser escribir con esta calidad. Durante las horas que pasé a lado de este libro quise escribir como Rosa Montero, quise tener su talento, quise haber pensado en una historia como esta, con personajes como El Poco y Antonio, con mujeres tan complejas y reales como Bella y Antonia.

Te Trataré como una Reina es un libro que recomiendo mucho, y soy feliz de que tengo muchas más obras de Montero dentro de mis futuras lecturas. 


Nota: He leído otros libros durante este tiempo, pero como recordarán sólo escribo sobre aquellos que me parecen excepcionales. Tal vez al final de año haga un recuento de todos los demás.