Cuando leí el libro de
Abby Sher, hubo una "situación" que me gustó mucho y me sentí identificada.
Tanto Abby como su mamá siempre tuvieron una relación excelente, fueron en verdad mejores amigas; Abby tomaba muy en serio la opinión de su mamá prácticamente en todos los aspectos de su vida. Había dos cosas que la mamá de Abby siempre quería: que su hija comiera más y que se pusiera rubor en las mejillas.
Pasan muchas cosas en el libro, pero al final, Abby se describe a sí misma, y dice que no piensa usar rubor; lo importante es que no se siente culpable, ya no siente que su decisión de ser pálida confronte el amor incondicional que le tiene a su madre, aún cuando ésta, ya ha fallecido.
Yo no creo que mi caso de culpabilidad sea tan extremo como el de Abby y su mamá, pero hay muchas cosas que me fueron enseñadas por mi mamá y abue, y que cuando actúo por completo diferente, me confrontan un poco.
Son cosas pequeñas, como por ejemplo, el hacerme una cola de caballo y dejarme dos mechoncitos de pelo en el rostro. Mi mamá nunca me dijo que eso estuviera mal, pero nunca le gustó y siempre me lo dijo, concretamente creo que le parecía vulgar y un poco corriente. Muchas veces quise tener esos pelitos en la cara y no me los dejé porque sabía que a mi mamá no le gustaban. Estoy segura que de habermelos dejado, absolutamente nada hubiese pasado, dos pelos en la cara no iban a hacer que mi mamá dejara de quererme.
Aquí en Vancouver, he hecho eso de los pelos en la cara unas dos o tres veces, y a mi sí me gusta, me gusta cómo se ve y me gusta cómo me veo, pero el decirlo, escribirlo, y sobre todo vivirlo, hace que sienta que de alguna forma confronto a mi mamá.
Hay muchas cosas que pienso, digo y hago, que para nada van con los estándares con los que fui educada; por ejemplo, en cuanto al aborto que es un tema de cierta trascendecia, la verdad es que desconozco la postura que tienen las dos mujeres que yo más quiero en la vida, pero si tengo una opinión por completo distinta a la de mi mamá y de mi abue, no sentiría que estoy en su contra, o que las estoy atacando. Por ejemplo, ambas viven con la idea de que las esposas deben
atender al marido, y que de no ser así, el marido prácticamente está en su derecho de engañarte con otra mujer, yo estoy por completo en contra, ellas lo saben, y nadie se siente ofendido, insultado, o es merecedor de menos amor. Mi mamá tampoco comprende que yo nunca haya planchado en Vancouver, y que siga sin hacerlo aún estando casada. En fin, son muchas las ideas que ellas tienen sobre varios aspectos de la vida, con los cuales yo estoy por completo en contra, pero no me mortificar estarlo o manifestarlo mientras platicamos.
Vestirme de negro y usar botas cafes, puede parecer superficial y vano, pero fui enseñada que esos colores no deben combinarse; viví prácticamente toda mi vida en Puebla, donde en general la gente es un asco y "como te ven te tratan". Sin duda la moda ha cambiado, o tal vez porque esto es Vancouver y la gente se viste una piltrafa todo el tiempo, pero el andar de negro con botas cafés en el otoño-invierno está de moda.
Me he vestido así creo que dos veces, y cuando lo hago, pienso en que mi mamá estaría 100% en contra, y eso me mortifica (ajjajaja me choa esa palabra, pero queda perfecta en este párrafo). De hecho apenas estando en Puebla, si por algo mi mamá me decía ¿te vas a poner esos zapatos? o ¿así te vas a ir? realmente me hacía pensar dos veces las cosas o cambiarme.
Sin embargo, veo a Morgan lavando el baño, y no pienso para nada en mi mamá, mi abue o las tradiciones en Puebla.
¿Existirá alguna razón? ¿Estoy manipulando la información a mi convenciencia? Tal vez sólo quiero sentirme culpable por cosas pequeñas y no lo que en verdad importa.