martes, enero 22, 2008

Atemorizada de equivocarme

El sábado por la noche (bueno, era de tarde pero aquí siempre es de noche) estuve en el Templo Budista Internacional (The International Buddhist Temple o también conocido como 觀音寺 en Chino) ubicado en Richmond, en una zona donde –no tengo idea por qué demonios- la construcción de iglesias y templos no genera impuestos, debe ser alguna exención de los mismos que data de muchos años y que en la actualidad no debe tener sentido alguno; y es que literalmente a lo largo de no sé cuantos kilómetros hay una cantidad indecente de iglesias y templos con los nombres más raros del mundo, pero cuando vi este templo que es justo el que se ve en la foto, dije: “tenemos que entrar aquí.

Posiblemente quien sepa del Budismo –en verdad- y lea esta entrada pensará que soy una ignorante, y de hecho lo soy; ¿qué conozco del Budismo? Sé quien fue Siddharta Gautama, tengo nociones sobre el “Nirvana” y recuerdo un poco unos postulados -¿es correcto decir postulados?- sobre el sufrimiento, y la importancia que tiene la meditación. De hecho siempre me ha parecido algo muy interesante, y que creo debería darle una oportunidad en esta vida.

El punto es que, mientras visité con mi novio este templo, al menos yo estaba angustiada de cometer “algún error” que pudiese ofender a las personas que ahí oraban o a la religión como tal. (Sí, mi novio yo creo que también tenía un poco de temor ajjaja). Luego de haber visto por fuera el “altar mayor” (incluso escribir esto me atemoriza porque no sé si es el lenguaje correcto ajajja), entramos al complejo religioso y una muchachita como de 20 años –de origen Chino supongo- muy amable nos explicó cómo ofrecer incienso –cosa que ya habíamos hecho-, y nos dijo que podíamos presenciar su siguiente ceremonia que comenzaba seis y media y terminaba a las diez de la noche, supongo que hicimos cara de terror cuando captamos la duración de la ceremonia, así que la pobrecilla aclaró: “claro, no tiene que quedarse a toda la ceremonia, pueden estar ahí un rato, meditar e irse cuando quieran” incluso nos invitó a cenar, porque justo en ese momento tenían voluntarios cocinando, nos invitó también a ir al centro de información y a otro pequeño altar donde sí podíamos entrar con zapatos; caminamos pues rumbo a ese altar del cuál comprendimos muy poco, y no porque todo estuviese escrito en Chino, estaba también la parte en Inglés, pero quizás cuando uno lee cosas con las que jamás ha estado en contacto o familiarizado, es sumamente dificil asimilarlas y más en cuestiones religiosas. Insisto, yo caminaba con temor de ir de la mano de mi novio, de dar la espalda a las imágenes etc.

Sin embargo, el lugar como tal era precioso, para los que no tengan una idea, es justo como se ve en “Siete años en el Tíbet”: maravilloso, en verdad se respira paz, tranquilidad, deben bastar unos cinco minutos para que con el solo hecho de estar sentada ahí, aún sin saber meditar, sea posible entrar en un estado de relajación increíble.

Tendré que estudiar más sobre el Budismo, si desde antes merecía oportunidad, ahora ya tengo un argumento más sólido para dársela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué interesante :) Hasta dan ganas de meditar, jeje TQM

Anónimo dijo...

Hola

Me da gusto que hayas tenido la oportunidad de visitar un lugar de este tipo, porque aunque creo que no era uno de tus sueños, por lo menos ya desperto más interés en ti para leer sobre este tema que me parece muy interesante.