Hoy contaré sobre uno de los trabajos voluntarios en lo que estaré.
- Plato de sopa
- Sandwich
- Ensalada
- Postre
- Café
Nota: Nunca había escrito la palabra lunch tantas veces ajajajja
Siempre he querido ser escritora, es uno de mis tantos sueños y uno de los motivos por los que he decidido crear este blog
Hoy contaré sobre uno de los trabajos voluntarios en lo que estaré.
Nota: Nunca había escrito la palabra lunch tantas veces ajajajja
Hace un año el 26 de agosto de 2007 llegué a Canadá, era domingo y el clima estaba igual que hoy y como casi siempre en Vancouver: nublado.
Hoy, 26 de agosto de 2008 me hice un corte de cabello radical, haré de cenar comida italiana y usaré finalmente la ropa que compré con mi amiga Dilia en esa tienda de “Dare to wear” y soy muy feliz porque jamás imaginé vivir lo que ahora estoy viviendo.
Otro de mis sueños siempre ha sido dar una interpretación de esta canción ajjajaja bueno, vestirme con uno de esos vestidos de la imagen, y hacer el corito, actuar y bailar.
¿Bajo qué pretexto o justificación?
Ajjajaja ¡no los tengo! Pero amo la idea y estoy segura que un día la llevaré a cabo
Toda esta semana he ido a entrevistas para conseguir una posición como voluntaria en lo que mis trámites de residente permanente se arreglan.
compartir.
(Del lat. compartīri).
1. tr. Repartir, dividir, distribuir algo en partes.
ayudar.
(Del lat. adiutāre).
1. tr. Prestar cooperación.
2. tr. Auxiliar, socorrer.
3. prnl. Hacer un esfuerzo, poner los medios para el logro de algo.
4. prnl. Valerse de la cooperación o ayuda de alguien.
Fuente: Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Vigésima Segunda Edición. www.rae.es
Estando aquí he descubierto varias cosas...
Hay veces que leo información -normalmente de hace cientos o miles de años- y me doy cuenta de cosas tan simples y a la vez complejas para mi, cuando las descubro me maravillo o me traumo por haber vivido años en un error y pienso:“Silvia, ¿cómo pudiste estar tantos años sin haber pensado esto?”.
Cuando comencé a estudiar derecho, en una de las primeras materias que cursé (Introducción al estudio de Derecho) se analizaba en el libro clásico para esta materia las definiciones de convencionalismos sociales. En resumidas cuentas un convencionalismo social es lo que todos llevamos a cabo todo el día ya sea consciente o inconscientemente para encajar dentro de la sociedad, por ejemplo: dar los buenos días, ceder el lugar en el camión a las personas ya mayores, etc, pero ese no es el punto ahora. Recuerdo que García Máynez, autor del libro clásico que mencioné, citaba numerosas fuentes para definir claramente qué debía entenderse por convencionalismo social, de pronto, después de ya haber leído y descartado unas 5 definiciones, leí una de ellas y me dije: “Por supuesto que esta es la correcta, estoy segura” Segundos después pasé al siguiente párrafo que decía: “la anterior definición es totalmente inadmisible” ajjajajjaja ¡fue devastador! (Ahhh quisiera tener ahora el libro en mis manos y mostrárles a lo que me refiero, pero espero estar siendo clara, creo que la redacción de esta entrada es muy mala)
Cuando terminé el anterio párrafo pensé : ¡es totalmente cierto!,o al menos suena extremadamente convincente, y me sentí frustrada por jamás haberme cuestionado nada sobre la respiración. Ajjaja llevo 23 años respirando pobremente pero quiero pensar que nunca es tarde para comenzar. Cuando descubro cosas como estas, me doy cuenta del porqué no soy un genio de la ciencias.
El viernes en la noche vi “Vicky Cristina Barcelona” la última película de Woody Allen protagonizada por Javiern Bardem, Penélope Cruz, Scarlett Johansson y Rebecca Hall. Creo que todas las reseñas de la película, dicen que si bien no es la mejor película que haya hecho Woody Allen, sí es la más exitosa en los últimos 10 años de su carrera. Yo no puedo hacer una crítica de ese tipo, si bien conozco algunas películas de Allen, no soy experta, lo que sí puedo decir es que la película me gustó mucho, me hizo reír y considero que merece una oportunidad, y más en México porque es más barato ir al cine, aquí mi tonto boleto, costó $120 pesos.
No recuerdo si hace ya u año comenté sobre el libro que leí en español de Kapuscinski: “Los cínicos no sirven para este oficio” una obra extraordinaria, y primer libro que tuve en mis manos de este extraordinario periodista polaco quien falleció hace poco más de un año; pero fin, aunque apenas he terminado el capítulo primero ya lo amo y estoy con total fascinación por su lectura.
Adoro mi libro, me encanta escribir, y hoy estoy feliz con la vida que tengo.
Un fragmento de árbol es reflejo de mi alma, es el papel;
la tinta son las lágrimas que he acumulado y ya no caben más en mi corazón;
ese corazón delgado y vacío, se ha convertido en la pluma.
Pero todos esos materiales me han costado muy caro.
Mi esencia ha enfermado mortalmente, una pulmonía está a punto de quitarle la vida.
Ese fragmento de árbol era joven, pero nadie lo regó, ni se preocupó por él, lo abandonaron... quemaron el papel.
Las lágrimas acumuladas, tenían ya demasiada edad, se había secado y solo unas cuantas resbalaban con la pluma.
La pluma era ya tan delgada, que ni siquiera yo, que soy su dueña, podía sostenerla.
Pero a pesar de su enfermedad, la esencia busca la cura, y la encuentra, lo más triste es, que el medicamento ha caducado, y que independientemente de eso, se niega a rescatarla, a salvarla de la muerte.
Silvia Almanza Alonso
Abril 16, 2004.
Cuando era bien chiquita amaba este comercial y me sabía la cancioncita de memoria; creo que hasta dolor me daba el que fueran a matar a los tomatitos.
Sé que mi madre se avergonzará de este entrada, pero a mi me encanta.
Ayer leí una monstruosidad de artículo periodístico, no por su mala redacción sino por el contenido de la noticia: “Prohíben la minifalda para frenar violencia” es el título.
!Cómo me choca esa palabrita de “atender”! (ajjaja tanto así que hasta quise decir una grosería). Nada más de pensar en la idea se me revuelve el estómago, pero seguiré. Para ellas –las mujeres de mi familia- “atender” implica ser una sirvienta que ni siquiera es retribuida económicamente, tratan de disfrazarlo con la ideas absurdas, pero concretamente eso implica “atender al marido”, ser una pequeña y sumisa esclava del hogar. Atender al marido es tener siempre limpia la casa, la comida lista, caliente y por supuesto bien guisada y no “porquerías” de comida rápida, servirle a él primero, estar al pendiente de que cuando éste termine la sopa, inmediatamente llevarle el guisado sin importa si la sopa de uno está fría, cuajada o lo que sea; atender significa tener la ropa limpia, doblada y planchada, estar al entero servicio del esposo y demás.
¡Ahhhh y claro que hay consecuencias si uno “desatiende” al esposo, las dos más importantes son estas:
Eso es “atender” al marido dentro de mi familia, ¡y me molesta tanto la idea!
Siempre he pensado que si uno decide casarse, o lo que sea, y la mujer por x o y razón decide no trabajar, sino únicamente hacerlo en labores del hogar, eso no significa que sea una esclava, si ella, decide adoptar ese rol de “atender” al marido, adelante, está en todo su derecho de hacerlo, pero no porque un día no lo haga, se hace acreedora de golpes; y no es necesario que deje de hacerlo por enfermedad, sencillamente porque no se le dio la gana basta.
Hay mujeres que viven felices ese rol de “atender” a los esposos hoy 15 de agosto del 2008, y repito, no las critico, son libres de hacerlo y más aún si eso las hace felices, pero si es que un día se cansan por cualquier motivo, no tienen por que ser víctimas de violencia.
Así es, las mujeres de mi familia creen que, si un hombre casado anda por la calle o en el trabajo con la camisa mal planchada o sucia es culpa de la mujer: ¡por Dios! Eso es cuestión de mugre y holgazanería del hombre, o sencillamente a si le gustar andar al fulano, la esposa no tiene nada que ver en eso.
Mi familia tiene más que arraigada esa idea de “atender” al esposo, pues también en el fondo, sé que apoyan la medida de ya no usar faldas cortas para no provocar a los hombres. Uno tiene que “darse a respetar” recuerden esa entrada de mi blog donde hablo de lo anterior.
Por mi parte amo estar aquí en Vancouver, donde puedo subirme al tren o al autobús con minifalda a las 11 de la noche, caminar y llegar a mi casa sana y salva –como ayer lo hice-, amo el hecho de que, así como los hombres pueden andar si playera en el verano, las mujeres podemos andar igual sin nada arriba y nadie puede arrestarnos o vernos como lo peor.
Si bien es cierto que ahora -mientras mi papeles migratorios se arreglan y no tengo permitido estudiar o trabajar- yo cocino la cena, Morgan igualmente ha decidido que el cocinará dos veces por semana, él también limpia, lleva la ropa a lavar, el es único que plancha, y esto es porque la casa donde vivimos precisamente vivimos los dos, ensuciamos los dos, usamos el baño y comemos los dos. No se trata de que Morgan o yo seamos unos desobligados y holgazanes, se trata de equidad, es cuestión de compartir responsabilidades, de respeto, de amor. Al menos es así como nosotros dos entendemos parte de amor y la convivencia.
Soy tolerante, y aunque me cuesta trabajo, respeto el rol de “atender al esposo” si eso hace feliz a muchas mujeres, pero no puedo hacerlo lo mismo con las consecuencias que genera el incumplir esas obligaciones: ¡no puedo!
Me da en verdad tristeza saber que en Sinaloa, si uno quiere darse a respetar habrá que vestirse con recato, me da mucha tristeza saber que esa idea de atender a los maridos aún está tan arraigada en México, quizás no tanto como hace 50 años, pero un prevalece.
Siempre he pensado que no soy mala, es decir no actúo con malicia y por ende, creo ser dentro de lo que cabe y con todos mis defectos una buena persona. Pero a veces, estando aquí en Canada rodeada de tanta gente “nice” comienzo a dudar de mi supuesta bondad. He aquí algunos ejemplos.
Hace como un mes, salí con unas amigas dizque a un “market” –jajaj muy decepcionante pero ahora no es el punto-, éramos 4 mujeres en total, y las 3, idolatran a los animales, les juro que no exagero con lo que diré a continuación; al menos cada 10 minutos (durante unas dos horas y media) nos deteníamos a que ellas hablaran con los perros que veían, a acariciarlos, a indagar anécdotas con sus dueños, etc, yo por mi parte no hacía ninguna grosería, me sonreía con los perros y los dueños, caminaba un poco y comenzaba a ver otras tiendas. Casi al final de esta salida al mentado “market” una de mis amigas –Daphne- me dijo: "¿No te gustan los animales, verdad Silvia?" Respondí la verdad: "¡No! Pero me encantan las plantas, flores y más los bebes y niños" , mi amiga sencillamente agregó que a ella para nada le gustaban los bebés. Como a los 15 días volví a ver a esa Daphne –por cierto excelente mujer que me cae muy bien- y me dijo: “Silvia, como ya sabes falleció mi mamá y estaba pensando en que a ti te encantaría tener una de sus plantas, porque como ya me dijiste, tu no eres una persona que ame a los animales pero sí a las plantas (…)”. Ahora aquí en mi casa tengo la planta que es la que pueden ver en la imagen, me gusta mucho, sé que mi abue la amaría.
Comprender que alguien hable con perros, los acaricie y no sea capaz de detenerse a sonreir a un bebecito –que son la cosa más preciosa del mundo-me cuesta mucho trabajo entender, sin embargo, trato de ponerme en su lugar, y lo logro a un 75% jajajja.
¿Será lo anterior una foruna?
¿Una desgracia?
Es mejor que me vaya porque ya no tarda en llover.
Todo el mundo se maravilló (ajajja esta vez no exagero) con eso de 08 del mes ocho del año dos mil ocho.
Prueba de que ya me estoy sobre-adaptado es que justo ayer vi esas cafecitas pero con tonos de rosa o azul, ya no recuerdo, y no me parecieron tan feas como el año pasado, y ahora que sigo viendo la imagen ajjaja creo que ¡ya me gustan!
Además, aquí uno puede ponerse cualquier garra de ropa y salir a la calle, y en mi caso, por tener el cabello negro y color en la piel la gente te ve como la reencarnación de Frida Kahlo jajajaj. Hoy por ejemplo, un ruquillo en el súper, para congraciarse conmigo me dijo: “ahhh, qué bonito color de vestido” jajaja y aún cuando sea invierno, si me pongo este vestidito veraniego con mallas y ese asco de botitas, sé que, de toparme con el mismo hombre, igualmente querrá congraciarse.
En fin…es un hecho que les terminaré dando oportunidad a esas botitas. Pero a las de arriba, no a las de abajo.
Después de casi un año, he vuelto a tener un teléfono celular, y es lo más avanzado tecnológicamente hablando que he tenido. La verdad es que jamás he ambicionado cosas muy modernas en cuanto a telefonía celular, vaya, si fuera millonaria me gustaría tener lo mejor, ajjaja pero como no lo soy, me hace enteramente feliz un teléfono básico.
Acabo de poner en el horno 12 muffins de chispas de chocolate y soy feliz de haberlo hecho sin ayuda de ningún infante. Amo hacer postres, pero la próxima vez que lo haga con la colaboración de un niño, será porque éste, o bien es mi hijo, sobrino, o hijo de alguna de mis mejores amigas.
En Puebla son lo máximo los elotes con mayonesa y queso, y si uno quiere avejentarse un poco, igualmente son exquisitos con limón, sal y chile.
¡Molesto!
Siempre he amado los empedrados, e incluso otro de mis tantos sueños es tener una casa cuyo patio o entrada de la calle sea empedrada. También he soñado con tener una Hacienda ajjajaja; con tener esos patios dentro de las casa que están al centro de las mismas, ahhhh y también con una fachada tipo petatillo con talavera como la del edificio de correos en Puebla.
Adoro también los clósets porque me choca tener cositas regadas, figuritas por ahí aventadas, etc. Mi mamá ya me advirtió que si tengo una casa estilo minimalista no me visitará ajjajaja y, al menos lo que tengo ahora no es minimalismo, pero trato de no tener un asco de casa. Libreros por ejemplo, son sólo para libros, el horno, es precisamente para hornear y no para guardar trastes. No tengo una obsesión con el orden o limpieza, ajajja sencillamente conozco el respeto a ambos .
¡Esta es una de las fotos oficiales de mi boda! ¿ Qué quiero decir con oficiales? Ajjaja no tengo la respuesta pero esta es de mis favoritas. Justo ahora en unos 10 minutos tengo que ir a recoger unas fotos que quise imprimir para tener en mi casa, obvio de la boda.
¡Me encanta!
Sin duda, no creo que todos los hombres piesen como Orlando Malacara, pero siempre es reconfortante saber que para alguien la celulitis es algo hermoso. Yo debo reconocer que ¡me aterra! Sin embargo, estoy consciente que ya tengo algo, y que sin duda tendré más después de tener hijos.