viernes, agosto 17, 2007

La oportunidad que me di, me doy, y seguiré dando


Uno de mis propósitos para este 2007 fue dejar de llorar y por primera vez en mi vida comenzar a ser feliz: poner todo de mi parte para lograr esos dos objetivos.

Está por comenzar el noveno mes del año… y ¿cómo van esos dos propósitos? La verdad es que van muy bien, bastante bien diría yo. ¿Qué si he llorado? Sí, varias veces. ¿Soy feliz en verdad? Hoy viernes por la noche: sí, ¡lo soy y mucho porque amo lo que estoy haciendo!

Tengo virtudes y defectos, reconozco que soy alguien difícil, pocas personas de verdad me comprenden y saben quién soy –5 son muchas-; quizás esa minoría, sabe lo difícil que es para mi no llorar tan seguido, no deprimirme, hacer a un lado todo esto y comenzar a sentirme feliz. Lograrlo, es tan difícil o sencillo como uno quiera; en ocasiones opto por la sencillez y otras más encuentro todo esto tan complejo, que pienso no seré capaz de lograrlo.

¿Llevo 22 años y meses de infelicidad y lágrimas? No, claro que no, y de hecho, sobre la felicidad no sé ni qué creer… no, no creo en ella.

Entonces… ¿No se vuelve contradictorio todo lo anterior? ¿Y ese propósito de año nuevo? ¡No tendría sentido! ¡Estoy confundiéndome! Pero no Silvia, no lo estas… quizás ese propósito de año nuevo de ser feliz, más bien se refiere a poner todo de tu parte para pasar el mayor tiempo posible con una buena calidad de vida, sí, ¡es eso!

Quise llevar a cabo estos propósitos, por mí, por mi propio bien, porque quiero recuperar esa autoestima que tuve en mi primer año de secundaria que nunca más he vuelto a tener; creo que merezco otra oportunidad, porque nadie en el mundo podrá quererme y comprenderme mejor yo, (ahora lloro…)

Muchas de esas ideas que me impulsaron a tomar esa decisión vienen de dos personas que adoro conocer, son maravillosos amigos, de las personas que más quiero en la vida: Patricio y Juan Carlos. Ellos siempre me han escuchado, conocen mi vida, saben mis debilidades, saben de esas pequeñeces o simples detalles y comentarios que pueden desmoronarme por completo. Estoy segura que ellos me quieren mucho, muchísimo, quieren que sea feliz.

Un día Patricio me dijo: “De todas las personas que conozco, tu Silvia, eres la única que merece realmente ser feliz” Lloré tanto en esa ocasión, porque además, supongo que cuando pasó todo esto yo estaba en algún tipo de depresión.

Y así podría seguir escribiendo todas las palabras que ellos dos me han dicho, y cuyo único objetivo ha sido buscar mi bienestar, no me han lanzado mensajes subliminales, me han dicho directamente “Silvia, esta en tus manos” Y aunque llevaban años diciéndomelo, y yo años sabiéndolo, no hacía nada, o al menos nada con verdadera intención, lo sabía, sí, pero no quería asimilarlo.

Pero al terminar el 2006, pensé “Silvia, ya estuvo bien de llorar, hay muchas cosas que no puedes cambiar, pero hay muchas otras que sólo dependen de ti, y tú puedes hacerlo” (lloro otra vez)

Comenzó el año…y lo intenté, lo sigo haciendo, así será hasta diciembre, y para ese entonces seré mucho más fuerte de lo que lo soy ahora, comenzará otro año, la vida seguirá, y ahí voy a estar, luchando por tantas cosas que aún no puedo vencer, pero “El que persevera alcanza, ¿No es cierto?”

En el 2008 tengo el propósito de darle una oportunidad al espejo, a todos los espejos, a verme en ellos y decir “que bonita estas” ha poder hacerlo con toda seguridad; sé que me costará muchísimo trabajo, no lo dudo, pero superar esto está en mis manos, y si yo sola no puedo, ya veré lo que hago, pero ¡lo lograré!

No sé por qué escribí esto, hoy, justo hoy…pero me alegra mucho haberlo hecho.

Nota: Me disculpo si tiene poca coherencia o errores de redacción, pero revisar nuevamente eso, le quitaría el significado tan especial que creo tiene este texto, al menos para mí.

No hay comentarios: