Después de semanas de no haber leído la revista Proceso, ayer obtuve 5 de la biblioteca, el número más reciente de octubre, y el más vieja de agosto. En la edición del 28 de agosto del 2009, la revista presenta un fragmento del libro de Julio Scherer García: "Secuestrados". Terminé de leer el artículo completamente traumada, y sólo hojeé el resto de la revista por unos minutos. No leí nada que no supiera: corrupción, policías involucrados, niños como miembros de las bandas, dedos mutilados, amenzas, investigaciones...
Me acercé a Morgan y lo abracé, le dije lo afortunada que me sentía de vivir aquí en Vancouver con él, pero a la vez confundida y triste porque toda mi familia y amigos están en México -con excepción de mi amiga Dennice-.
Me acercé a Morgan y lo abracé, le dije lo afortunada que me sentía de vivir aquí en Vancouver con él, pero a la vez confundida y triste porque toda mi familia y amigos están en México -con excepción de mi amiga Dennice-.
Aún cuando esto no se relaciona con secuestros, esta mañana leí el blog de mi amigo Ricardo, su publicación trata sobre el cristalazo que recibió su coche. Yo sé que no es una tragedia y que nadie murió, pero Ricardo cierra su nota diciendo:
¿Por qué ante estas situaciones tenemos que decir "lo importante es que estoy bien"?
No, no estamos bien, basta de conformismo. En todo.
No, no estamos bien, basta de conformismo. En todo.
Ricardo José Otero Mac Kinney
Y tiene toda la razón. Cuando me pongo a pensar qué es lo que yo puedo hacer, no tengo respuesta, y esa incertidumbre me genera miedo.
1 comentario:
Y bueno... Qué más decir? Ojalá las autoridades lo tuvieran tan claro.
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