viernes, diciembre 11, 2009

Esperando el camión

(Parada de camiones en Downtown Vancouver)

Nunca he tenido coche, tampoco sé manejar así que, hasta que yo no me pueda financiar 100% un auto y tome clases de manejo, seguiré tomando el camión.

Tengo infinidad de experiencias y anécdotas sobre transporte público, pero particularmente sobre paradas de camiones no cuento con demasiadas. Las paradas de autobuses que han marcado mi vida han variado dependiendo mi lugar de residencia. En Puebla las que siempre utilicé más se encontraban en vías públicas importantes, y la verdad es que eran de calidad media; la peor que tuve que utilizar por algunos años fue la de la ruta 45, justo afuera de un mercado y cerca de contenedores grandes de basura. ¿Era peligrosa? Nunca realmente tuve miedo ahí, y cuando llegué a sentirlo, mi temor se centraba en el hecho de que pensar que, aún estando ahí en la parada, la tonta ruta no se detuviera -me pasó varias veces-.

Quizás las peores paradas, sin importar el país o ciudad son las que, cuando hace un calor asqueroso no te ofrecen ninguna clase de sombra. Cuando esto pasa, al menos en México hay puestos ambulantes vendiendo coca cola jajajajaj.

(Algún lugar en Puebla, la parada de "Los Rápidos de San Antonio", ruta verdaderamente veloz que me llevaba del Boulevard 5 de mayo a la Universidad)


En Canadá las paradas de autobuses son un poco mejores, ¿en qué sentido? Son respetadas por los choferes, no tienen grafitti, y son bastante limpias. Debo reconocer que sí existen algunas con graffiti y que he llegado a ver el bote de basura desbordado. En puntos claves de la ciudad, amo el hecho de que una pantallita electrónica te diga en cuánto tiempo llegará tu camión, sin embargo, reconozco que esto es un lujo innecesario.

Sobre conversaciones en las paradas de camiones, no existen grandes diferencias entre México y Canadá; la gente que se ve rara y genera miedo está en todo el mundo, las quejas sobre la espera larga del camión son las mismas, pero algo que me encanta es ver a personas en sillas de ruedas en las paradas, esperando a que llegue el camión para que puedan subirse.



Nota: Cuando viví en el DF, amaba los puestos ambulantes donde compraba mugre y media -de comida-mientras esperaba el camión al salir de la secundaria. ¡mmmm, aún recuerdo esas memelitas rellenas de queso!

1 comentario:

Unknown dijo...

gracias , me ayudo para una tarea =)