Es muy divertido analizar a las madres de familia que esperan por sus hijos a la salida de la escuela. No sé si depende del tipo de escuela –pública o privada-, de las épocas, de las ciudades, pero ahora que vivo en Vancouver, me doy cuenta que es lo mismo –quizás en menor escala- que en la escuela de mi hermano: grupos, jerarquías, es un todo un UNIVERSO.
Está la típica mamá gritona, que se quiere hacer la agradable con todo mundo, con los niños, las maestras, las mamás; está la frustrada porque ya no es delgada como antes de tener hijos pero insiste en usar ropa de quinceañera; el abuelito que tienen que recoger a sus groseros nietos; la que prácticamente va en pijama y se ve que no conoce el agua potable ni el significado de “buena imagen” jajajaja; la mamá a la que nadie le habla y siempre está solita; el personaje misterioso y raro que nadie sabe que parentesco tiene con la niña que recoge…
Y así como a veces puede ser divertido, otras más resulta aterrador; no tengo idea cómo funcionará cuando tenga hijos, pero mientras lo vivo con niños ajenos (o con mi hermano) no me queda más que la resignación.
Está la típica mamá gritona, que se quiere hacer la agradable con todo mundo, con los niños, las maestras, las mamás; está la frustrada porque ya no es delgada como antes de tener hijos pero insiste en usar ropa de quinceañera; el abuelito que tienen que recoger a sus groseros nietos; la que prácticamente va en pijama y se ve que no conoce el agua potable ni el significado de “buena imagen” jajajaja; la mamá a la que nadie le habla y siempre está solita; el personaje misterioso y raro que nadie sabe que parentesco tiene con la niña que recoge…
Y así como a veces puede ser divertido, otras más resulta aterrador; no tengo idea cómo funcionará cuando tenga hijos, pero mientras lo vivo con niños ajenos (o con mi hermano) no me queda más que la resignación.
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