En uno de los libros que leí en el verano, los personajes hacen referencia a Vancouver y llaman a la ciudad “Salt Water City”.
Es “Sal Water City” porque aquí se acumulan todas las lágrimas saladas y se forma el océano. ¿No es precioso? Triste tal vez, pero me encantó la metáfora. Según Morgan está referencia no fue acuñada por los inmigrantes chinos en Vancouver -son los inmigrantes chinos en mi libro los que usan este término-, sino que data de épocas más antiguas, específicamente de los grupos aborígenes de aquí. Pero más que importarme el origen de la expresión, me gustó mucho el significado.
Independientemente de su origen, y aunque ya no lloro tanto como solía hacerlo en tiempos pasados, me encanta vivir en Salt Water City
2 comentarios:
En las dos últimas semanas he llorado lo suficiente como para hacer salado todo el océano, así que yo le seguiré dando razón al nombre de Salt Water City.
Que bonito (:
Ese tipo de metáforas son tan bellas, que padre que publiques cosas así
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