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Ice tea |
En la tarde, mientras estudiaba para mi clase de francés y Morgan estaba en la computadora, mi amigo
Ricardo comentó que posiblemente tendría tiempo de ver un pedazo de la final entre el Chelsea y el Bayer. Me dije, "
Silvia, vamos, prende la tele y ve futbol de calidad" Lo hice, estaban en tiempos extras y Morgan comenzó a ver el juego conmigo mientras el lunch se calentaba.
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Agua de limón |
Me di cuenta que al único jugador que de verdad conocía era a Drogba, y de pronto me imaginé en México. Sé que hubiese estado viendo el partido con amigos, o quizás con un novio y sus amigos. Y posiblemente en ese escenario, hubiese sido capaz de reconocer a más jugadores y tener una mejor noción de todo el campeonato. Además, estaría viendo el partido y comiendo todas las mugres que tanto extraño como papas, churritos, queso panela o botanas que aquí no existen. Sin embargo, mi imaginaria felicidad futbolera tendría un precio muy alto. Sé que ese novio con el que veo el partido, no es bueno, y como diría con mis amigas, es posiblemente
un mal hombre al que me aferro con tal de no estar sola. Y creo ser feliz con él porque mi necesidad de sentirme querida me ciega, pero al mismo tiempo, dentro de mí, sé que merezco algo mejor.
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Jugadores del Chelsea, no puedo nombrar a ninguno |
Toda esta mini fantasía sólo me hizo reafirmar que soy feliz de estar aquí con Morgan, de saber nombres de jugadores de hockey, y de tener
iced tea en lugar de agua de limón (mmmm ajajjaja no, la verdad no me hace feliz el
ice tea y todos los días sueño con agua de limón). Pero el punto es que hoy, gracias a un partido de futbol, y un escenario inexistente con un novio que jamás he tenido, me hicieron nuevamente darme cuenta, lo mucho que amo a Morgan, y lo feliz que soy de vivir con él aquí en Canadá, aún cuando la gente no pueda identificar un fuera de lugar.
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Vancouver Canucks, ¡puedo identificar casi a todo el equipo! |