viernes, agosto 14, 2009

Dos historias de la lluvia


Muchas personas acuden regularmente a mi servicio social de "needle exchange" (leer aquí sobre el post original de este servicio), y a varios los tengo bien identificados. Pero hay dos clientes que ubico perfecamente y por los cuales he estado preocupada últimamente.

La primera es una muchacha; tiene no más de 25 años y pocas veces la he visto o atendido sin los efectos de las drogas. Es rubia y tiene un novio que también es adicto. Siempre me pide las cosas por favor, y nunca se va sin decir gracias; muchas veces cuando llega a la clínica, me pide también las jeringas para su novio. He visto como el mentado novio la trata fatal; nunca he sido testigo de que la golpee, pero he escuchado lo que le dice, los modos con los que la trata y demás. Un día que llovía muy fuerte, llegó empapada para solicitar jeringas, era evidente que estaba bajo los efectos de las drogas; le proporcioné lo que me pidió, pero se quedó enfrente de mi, resguardándose bajo el pequeño techo adyacente al módulo en el que yo me ubico. Después dejé de verla, sin embargo escuchaba ruidos y me di cuenta que seguía ahí afuera, pero se había sentado...estaba rociándose agua esterilizada -la que le había yo dado para la inyección de drogas-y era obvio que la pobre estaba muy mal, no estaba segura si podía caminar. Abría la ventana -misma que uso para entragar las jeringas y donde los clientes ponen las jeringas sucias-para ver si necesitaba ver a un doctor, pero inmediatamente se levantó, se disculpó y se fue.

Ese día me sentí tan triste, y estando ahí mismo le escribí un poema...

Es este:

¿Alguien te habrá escrito un poema?
¡No lo sé!

Pero tu piel es tan blanca y linda
como la de las musas de Neruda.

¿Sabrás lo mucho que vales?
No lo creo,
pero hoy voy a escribirte un poema porque te conozco
y me importas.

Sé de lo delgada y linda que eres,
siempre amable y sonriente;
fuiste educada a decir "gracias y por favor"
¿Qué pasó después?
No tengo idea

Observo tu pálido rostro y tu afición por los dulces,
pero sé también que te lavas los dientes.

No eres rica, pero eso no impide
que te vistas a la moda, sin embargo
hoy que llueve tanto me parece haber visto tu pies
cubiertos con tenis .

Sé que hay alguien a tu lado,
y te he visto preocuparte por él,
quien será muy tonto si no te quiere.

Te conozco desde hace tiempo,
sé que existes y caminas por las calles
sintiendo frío, mojada...

Hoy me duele mucho ver que
a duras penas te puedes poner en pie.

marzo 19, 2009
Silvia Almanza Alonso
West Pender Clinic;Vancouver, BC.
11:45 am; m
ucha lluvia.

Desde aquel día, no ha regresado... y me aterra el pensar que algo le haya pasado. Morgan me motiva diciéndome que posiblemente haya dejado el área (Downtown Eastside...o Hastings) y se encuentre mucho mejor, que tal vez se haya rehabilitado. Pero yo no lo creo. He visto al novio, ha ido a la clínica por jeringas; sin embargo siempre está ansioso y bajo efecto de las drogas, realmente no se puede conversar con él, y aún si se pudiera, no sé si me atrevería a preguntarle por la novia.

La otra persona que me preocupaba, pero ya no más, es es un señor como de 50 años. Es también un cliente del "needle exchange" y de la clínica. Siempre es bueno y amable, cree que yo soy la gran cosa y cada que quiere jeringas me dice "good morning beautiful" ajjaja. En ocasiones lo veo caminar por la calle -mientras yo estoy en mi servicio- y segundos despues regresa diciéndome: "yo no quería jeringas hoy, pero ¿cómo puedo resistirme a tan bonita sonrisa?" ajajja.

En una ocasión, este señor me vio escribiendo en mi cuaderno de notas y me preguntó "¿estoy en tus historias?" a lo que yo respondí con la verdad: "hoy no, pero sí estás en muchas otras" Sonrió, y la verdad dudo mucho que me haya creído.

Tenía mucho de no verlo por el rumbo y estaba preocupada, pero ayer lo ví. Eran como 9:50 y estaba lloviendo -mmm parece que en todas mis historias siempre llueve-, él no me vió, pero fui feliz de darme cuenta que estaba propiamente vestido, tenía calcetines, zapatos, una camisa y pantalón, llevaba una gorra y una mochilita...ahora lucía como alguien que ya podía conseguir un trabajo. ¿Estará del todo rehabilitado? No lo sé, pero el hecho de que ahora luzca como alguien capaz de mantener un trabajo y que haya dejado de visitarme me llena de felicidad.



3 comentarios:

Riquero dijo...

Estas dos historias de la lluvia, son muy tiernas... Adoro tu servicio voluntario!!

Espero que la chica vuelva y que no le haya pasado nada malo...


Dos historias muy bellas y emotivas... Me encantó la poesía, es hermosa y tu diálogo con el hombre.

Dama Bizarra dijo...

Debe ser muy interesante tu servicio! Yo igual espero ke la dama en cuestión esté bien. Pobrecilla!

Anónimo dijo...

Qué lindo poema, Silvia. Que humanos pensamientos para una chica que en algún punto, como supones, perdió el rumbo. Estoy segura de que tu presencia es un rayo de sol en el alma lluviosa de estos dos seres.
Me conmueve tu gran sensibilidad.
Un abrazo.
Cynthia