¿Por qué Vasconcelos?
En primero de secundaria tuve que hacer una monografía sobre un personaje histórico, el que yo quisiera; elegí a José Vasconcelos.
¿Por qué? Ahora que lo pienso creo que fue una decisión arbitraria –como muchas de las que tomo-, pero hasta donde recuerdo, tengo muy presente que en sexto año, en el libro de historia de la SEP, al hablar del México post revolucionario y la reconstrucción del país, se mencionaba en alrededor de dos párrafos a José Vasconcelos y su labor como Secretario de Educación Publica así como el destacado papel que había jugado en la alfabetización de México.
Arbitrariamente o no, decidí investigar sobre Vasconcelos, y jamás tuve dudas o quise cambiar el tema de mi investigación; desde las primeras lecturas que hice sobre su vida, me pareció fascinante.
Era muy chica en ese entonces, tenía 11 o 12 años, y prácticamente toda mi monografía se baso en el libro de José Joaquín Blanco “Se llamaba Vasconcelos. Una evocación crítica” Me parecía extraordinario todo lo que había hecho, soñaba incluso con ser su amante Antonieta Rivas Mercado. Quizás no comprendía del todo muchos temas que lo envolvían –el positivismo es un ejemplo-, pero con lo que entendía me basta para admirarlo.
Y mientras hacía toda esa investigación, decidí, y me propuse que alguna vez sería Secretaria de Educación Pública, que impulsaría una verdadera reforma educativa como lo había hecho Vasconcelos en los años 20. Creo que esa fue la primera gran meta que me fijé en la vida, y con la que además me sentía plenamente identificada.
La investigación terminó, hice un buen trabajo porque a la profesora le gustó mucho y yo me sentí más que satisfecha. Pero pasó el tiempo y seguía maravillada con José, leí entonces la primera de sus 4 grandes memorias “Ulises Criollo” ¡Maravillosa! Tenía 14 o 15 años cuando la leí, quizás ahora debería volver a hacerlo, seguramente entendería muchas cosas, pero en el momento en que lo hice, me desvelaba por terminar los capítulos, reía, me preocupaba, no quería parar. Recuerdo muy bien una parte de la novela donde Vasconcelos se enamora de una joven mesera que no era absolutamente “nadie” a su lado, él la quería tanto que estaba dispuesto a dejarlo todo en la vida por seguirla, y yo, cual novia celosa, me molestaba mucho cada que leía ¡me ponía de mal humor!
Estando igual en secundaria leí otra de sus grandes obras “La raza cósmica” y mi altar hacia Vasconcelos seguía edificándose.
En esa época abrí mi primera cuenta de correo electrónico, y utilicé ese apellido para hacerlo, ¡de verdad que me sentía como la nieta perdida del Maestro José”
Todavía en la preparatoria creía firmemente que algún día sería la Secretaria de Educación Publica; cuando por algo teníamos que presentarnos en alguna clase, yo siempre hablaba de Vasconcelos, ¡siempre! Tenía tantas ideas sobre reformas al Sistema Educativo Nacional, y más porque había estudiado en escuelas completamente distintas entre sí, publicas, privadas, gratuitas, muy costosas, había tenido profesores brillantes pero otros que no eran capaces ni de leer bien; sentía que podía resolver el gran problema de la educación en México.
En esos años, siempre que entraba a algún concurso y se necesitaba de un seudónimo, no dudaba en el mío: Vasconcelos.
Tiene 4 años que terminé la preparatoria, y durante esos 48 meses no había vuelto a pensar como tal en esa primera meta profesional que me fijé en la vida. Ahora me doy cuenta que, para llegar a ser un miembro del gabinete presidencial, debo estar inmersa en la política, y quiera aceptarlo o no, en redes de corrupción, porque sabemos que la política en México no se caracteriza precisamente porque el “mas brillante” esté en el poder, quizás sea el más hábil para relacionarse, para robar sin que lo descubran, y no digo que para eso no se necesite un grado de inteligencia, pero, las cosas son muy diferentes a como yo las veía a los 12 años.
Hoy en día tengo otras metas, veo las cosas muy distintas desde aquel 1º de secundaria, ya no admiro a José Vasconcelos, pero me sigue pareciendo un personaje excepcional de la historia mexicana.
En estos momentos que escribo sobre él, que recuerdo tantas cosas, anécdotas y sonrisas , la verdad es que ¡sí!, en el fondo de mi sigo teniendo los mismos sueños de inicios de mi adolescencia : me encantaría formar un Nuevo Ateneo de la Juventud, ser parte de esa nueva generación de jóvenes intelectuales del Siglo XXI, erradicar por completo el analfabetismo, tener certeza de que todos los niños y jóvenes de México estudian; y por supuesto ser Secretaria de Educación Publica, reformar mi Sistema Educativo Nacional y publicar mis memorias.
Me encanta escribir sobre este tema, aun sonrío si pienso en Vasconcelos, y si vuelvo a leer el párrafo anterior, esa imagen mía que tengo en una oficina dirigiendo proyectos educativos sigue siendo la misma de cuando era mucho más joven.
Aun creo que “nuestra mayor esperanza de salvación se encuentra en el hecho de que no somos una raza pura, sino un mestizaje, un puente de razas futuras, un agregado de razas en formación; agregado que puede crear una estirpe más poderosa que la que procede de un solo tronco”. <>
Estoy convencida que “por mi raza hablará mi espíritu”
Hoy, domingo 29 de julio me doy cuenta que llevo una década a lado del Maestro José Vasconcelos, y estoy realmente feliz de conocerlo, de que haya estado junto a mi durante todos estos años, de que aún sea el motivo de esos primeros sueños que forman parte de mi, tengo tanto que agradecerle… no sé si alguien entienda la importancia que tiene este hombre en mi vida, pero el haber escrito esto y compartirlo con ustedes, me llena de felicidad.