Una de las pocas cosas que me hace sentirme cerca de México, aún con la distancia, son las celebraciones que cada año el consulado de México realiza para conmemorar el aniversario de la independencia.
Siempre que voy soy feliz, lloro al cantar el Himno Nacional y espero ansiosa al próximo año.
Este año, la celebración no fue como años anteriores. Hubo grandes cambios, mismos que me imagino fueron provocados por cuestions de presupuesto. La fiesta fue mucho más pequeña, la más pequeña que he visto. Sí, es cierto que hubo deliciosa comida gratis, pero creo que todos hubiésemos cambiado eso por celebraciones como las de años anteriores.
Cuando entré al salón donde era la fiesta y me di cuenta de lo pequeña que era quise llorar, creo que estuve a punto de hacerlo. Y no porque estuviera feo o mal organizado, sino porque esa gran celebración a la que solía ir, esas pocas horas que me hacían cada año sentirme cerca del México que tanto extraño, se habían reducido a casi nada. Me quedé, canté el himno de Canadá por primera vez, y claro el himno de México. Grité Viva México como todos los años. Pero me sentí tan lejos del país que tanto quiero.
1 comentario:
Creo que sé muy bien cómo te sentiste. Me hubiera gustado estar allí para escucharte gritar ¡Viva México!
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