Hace un par de semanas, justo en el primer aniversario de mi ciudadanía canadiense voté por primera vez fuera de México. Siempre, desde pequeña me emocionaba el hecho de votar, en mi familia todos siempre votaron, y en cuanto tuve edad para hacerlo en México, felizmente lo hice. Ahora aquí en Canadá, puedo ejercer el mismo derecho. Tristemente también me da gusto que por primera vez voto por candidatos en los que creo, en los que deposito mi confianza porque sé que harán buen uso del poder, no tengo que votar por el que sin duda robará pero al menos hará más por la población.
Las elecciones municipales aquí son muy diferentes a las de México, pero al menos uno sí puede votar directamente por aquél que uno elegia como presidente municipal (mayor aquí). Además de ese voto, uno elige a los consejeros municipales, miembros de la directiva de parques y y del fondo escolar. En total uno vota por aproximadamente 20 personas, así que la boleta electoral es mas bien un libro. Tuve que votar además sobre 3 cuestiones específicas sobre el manejo de dinero de la municipalidad en asuntos específicos.
Salí vez de la casilla para votar, y orgullosamente me puse la estampa que me dieron donde dicía que había votado.
¡Espero ansiosa al próximo año para votar en las elecciones federales! Porque sí, es cierto que esto es el primer mundo, pero también los gobiernos cometen atropellos contra aquellos que más lo necesitan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario