El sábado pasado fui a un de Ludovico Einaudi y fui inmensamente feliz. Iimaginen escuchar en vivo las canciones que pondré enseguida.¡Recuerdo todo y vuelvo a sonreir!
Siempre he querido ser escritora, es uno de mis tantos sueños y uno de los motivos por los que he decidido crear este blog
viernes, mayo 31, 2013
Concierto italiano
lunes, mayo 27, 2013
Acoso callejero
Siempre he estado en contra del acoso callejero, pero no fue hasta hace unos meses que me di cuenta que existe un nombre para esta conducta y que hay gente tan molesta como yo. Obvio, el nombre que aprendí es en inglés porque ahora vivo en Canadá. El término es street harassment, que en español es simplemente acoso callejero.
Recuerdo alguna vez haberme quejado con mi mamá, quien me dijo que lo tomara como algo positivo, que ya quisiera muchas mujeres que alguien les dijera algo en la calle. Aquí en Vancouver, quejándome con Morgan de lo mismo, éste me dijo algo similar, que había muchas mujeres a las que nadie nunca les decía nada en la calle. Si bien en cierto que nadie nunca me ha grito en las calles de Canadá como me pasaba con frecuencia en México, eso no quiere decir que no haya sido víctima de este tipo de acoso aquí, en el famoso primer mundo donde uno siempre cree que hay respeto, calles limpias y equidad hacia los grupos vulnerables.
No sé si haya mujeres a las que este tipo de acoso no les moleste, tal vez las haya, y no las juzgo. Pero a mi, en mi opinión y experiencia, esto siempre me ha parecido extremadamente molesto. He tenido miedo, me he tenido que esconder, cruzar la calle, evitar salir o ir a ciertos lados con tal de evitar este acoso.
Sí, me han gritado vulgaridades, me han dicho también cosas que tal vez en otro contexto no serían ofensivas, me han seguido tanto en coches como caminando, me han visto, como diría mi abue, con esa mirada libidinosa que te desnuda (al parecer, éste termino no existe en inglés) en la vía pública o en el transporte, me han gritado nombres.
En la actualidad, me rehúso a vestirme diferente, sin embargo, mientras viví en México, sabía que no podía darme el lujo de ponerme una falda -menos un vestido-y luego subirme al camión (y la sola idea de imaginar esto una vez que estuviera oscuro es inconcebible). Aquí tengo un poco más de libertad en ese sentido, misma que es un privilegio del cual estoy plenamente consciente, pero tampoco estoy exenta del acoso callejero en las calles verdes de Vancouver ya sea que me vista con falda, vestido o pantalones. Además, el vestirme como quiera no tiene por qué ser un privilegio, es un derecho, mismo que no ejercí plenamente en México por miedo.
Sé que habrá personas, tanto mujeres como hombres que piensan que esto no es mas que una exageración, una causa más que las feministas inventan para estar en contra de los hombres. Habrá quienes esté de acuerdo conmigo, habrá quienes no. Solo me queda decir que el acoso callejero debe terminar
Recomiendo este sitio en inglés y este en español.
libidinoso, sa.
Recuerdo alguna vez haberme quejado con mi mamá, quien me dijo que lo tomara como algo positivo, que ya quisiera muchas mujeres que alguien les dijera algo en la calle. Aquí en Vancouver, quejándome con Morgan de lo mismo, éste me dijo algo similar, que había muchas mujeres a las que nadie nunca les decía nada en la calle. Si bien en cierto que nadie nunca me ha grito en las calles de Canadá como me pasaba con frecuencia en México, eso no quiere decir que no haya sido víctima de este tipo de acoso aquí, en el famoso primer mundo donde uno siempre cree que hay respeto, calles limpias y equidad hacia los grupos vulnerables.
lujurioso, sa.
No sé si haya mujeres a las que este tipo de acoso no les moleste, tal vez las haya, y no las juzgo. Pero a mi, en mi opinión y experiencia, esto siempre me ha parecido extremadamente molesto. He tenido miedo, me he tenido que esconder, cruzar la calle, evitar salir o ir a ciertos lados con tal de evitar este acoso.
lujuria.
Sí, me han gritado vulgaridades, me han dicho también cosas que tal vez en otro contexto no serían ofensivas, me han seguido tanto en coches como caminando, me han visto, como diría mi abue, con esa mirada libidinosa que te desnuda (al parecer, éste termino no existe en inglés) en la vía pública o en el transporte, me han gritado nombres.
En la actualidad, me rehúso a vestirme diferente, sin embargo, mientras viví en México, sabía que no podía darme el lujo de ponerme una falda -menos un vestido-y luego subirme al camión (y la sola idea de imaginar esto una vez que estuviera oscuro es inconcebible). Aquí tengo un poco más de libertad en ese sentido, misma que es un privilegio del cual estoy plenamente consciente, pero tampoco estoy exenta del acoso callejero en las calles verdes de Vancouver ya sea que me vista con falda, vestido o pantalones. Además, el vestirme como quiera no tiene por qué ser un privilegio, es un derecho, mismo que no ejercí plenamente en México por miedo.
Sé que habrá personas, tanto mujeres como hombres que piensan que esto no es mas que una exageración, una causa más que las feministas inventan para estar en contra de los hombres. Habrá quienes esté de acuerdo conmigo, habrá quienes no. Solo me queda decir que el acoso callejero debe terminar
Recomiendo este sitio en inglés y este en español.
Dos libros
Sé que he tenido mi blog un poco abandonado, y desde mi último concierto de Lila Downs he hecho varias cosas.
Leí nuevamente a Elizabeth Strout, esta vez con su nueva novela The Burgess Boys, misma que me gustó aún más que cuando leí la obra que la hizo ganadora del Premio Pulitzer.
Ahora le estoy dando oportunidad al mentado Fifty Shades of Grey. Si ahora tuviera que dejar este libro, podría vivir felizmente sin cuestionarme jamás el qué será de los personajes, pero he decidido no dejarlo por...mmm no lo sé, posiblemente morbo ajajjaja. Como ya se ha establecido, este libro no es una gran obra literaria, cosa en la que estoy absolutamente de acuerdo (no invertí dinero en su comprá, tengo una copia electrónica de la biblioteca, y ya estoy en la lista de espera del libro número dos de la trilogía), pero al menos es medianamente entretenido y una pausa en los libros que normalmente leo. Lo más seguro es que cuando lea otro libro que me parezca maravilloso, me recriminaré el haber utilizado horas leyendo la historia de Anastasia y el Señor Grey en lugar de haber comenzado este nuevo y magnífico libro del futuro. Al menos espero enriquecer mi vocabulario de inglés en temática sexual con esta trilogía.
Leí nuevamente a Elizabeth Strout, esta vez con su nueva novela The Burgess Boys, misma que me gustó aún más que cuando leí la obra que la hizo ganadora del Premio Pulitzer.
Ahora le estoy dando oportunidad al mentado Fifty Shades of Grey. Si ahora tuviera que dejar este libro, podría vivir felizmente sin cuestionarme jamás el qué será de los personajes, pero he decidido no dejarlo por...mmm no lo sé, posiblemente morbo ajajjaja. Como ya se ha establecido, este libro no es una gran obra literaria, cosa en la que estoy absolutamente de acuerdo (no invertí dinero en su comprá, tengo una copia electrónica de la biblioteca, y ya estoy en la lista de espera del libro número dos de la trilogía), pero al menos es medianamente entretenido y una pausa en los libros que normalmente leo. Lo más seguro es que cuando lea otro libro que me parezca maravilloso, me recriminaré el haber utilizado horas leyendo la historia de Anastasia y el Señor Grey en lugar de haber comenzado este nuevo y magnífico libro del futuro. Al menos espero enriquecer mi vocabulario de inglés en temática sexual con esta trilogía.
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